Y quizá paso porque tenía que pasar, porque el destino lo quería, porque estaba predestinado o por una simple acumulación de casualidades, pero hay momentos en que no piensas lo que haces y solamente dices lo que piensas, y parece ser que esos momentos son los mejores.
A veces, en la vida, ocurren cosas que no deberían ocurrir, o quizá sí pero a ti te parece que no, y son esas cosas las que te hacen reflexionar y pararte a mirar todo de nuevo. Miras a tu alrededor y ves toda la gente que te rodea, a algunas personas las aprecias mucho, a otras no tanto y luego están las imprescindibles, las que vas queriendo cada día más.
Dicen que no es bueno arrepentirse de las cosas, y yo si lo pienso no me arrepiento de nada en absoluto de lo que he hecho hasta ahora, de las cosas malas siempre he aprendido algo y lo bueno me ha hecho reír, ¿Qué más puedo pedir?
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