domingo, 4 de septiembre de 2011

Tú y él.

Ese momento que estáis juntos, solos tú y él, abrazados, sin decir nada, en silencio. Pero no es un silencio incómodo, es un silencio apetecible, unos segundos en los que no hace falta decir nada, sólo basta con mirarse, sonreír y dejarse llevar, mirando juntos hacia el mismo lugar. Da igual si estás en un sitio precioso, rodeado de árboles, cascadas preciosas, en un atardecer maravilloso... o si estás en una calleja, sentada en un cancho a la luz de la luna, mirando las estrellas, pasando frío. Da igual también si te ha dado una sorpresa, te ha ido a buscar con su mejor sonrisa, su mejor traje y un ramo de rosas para ti... o si le has dicho tú que fuera donde estabas, le has estado esperando, y ha venido con cara de frío, con un vaso en la mano en lugar del ramo de flores y con la camiseta de la peña en lugar de su mejor traje. Da igual, eso son detalles sin importancia, lo único verdaderamente importante es que estáis juntos los dos, sin necesitar ramos de flores, ni trajes preciosos, ni sorpresas bonitas, NADA. Sólo importáis tú y él, él y tú. Es en ese momento, cuando olvidas todo lo demás, lo que para alguien es importantísimo y para ti son detalles insignificantes, que carecen de importancia, cuando te das cuenta de que verdaderamente te gusta, de que no necesitas NADA, bueno sí, necesitas una única cosa en el mundo... a él.

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Es secreto está en convencerte de que tus sueños se cumplirán SI o SI.